Tan sólo nos separan 548 km de Nairobi y de las abarrotadas calles de Chokaa, sin embargo la sensación es la de desplazarnos a un tiempo muy diferente y a un lugar alejado de todo,…. Turkana; con su encanto por lo auténtico y tradicional de su gente. Aquí podemos disfrutar de uno de los privilegios que brindan estos viajes, y es respirar de cerca cómo viven las tríbus más alejadas de la civilización.
Nuestro trabajo aquí lo realizamos en Lokichar, un poblado que cada año va creciendo más y más y en el que se encuentra el centro John Paul II Home para niñ@s con discapacidades de diversa índole.
Siendo ya el tercer año que trabajamos aquí, vivimos momentos de gran alegría al encontrarnos con los niñ@s de nuevo y al conocer nuevos peques.
Pasamos todo el tiempo que podemos realizando las historias clínicas, los tratamientos y formación junto a los trabajadores, para aportar un granito de arena en la mejora de calidad de vida de estos niñ@s que son unos auténticos supervivientes y en los que siempre vemos una gran sonrisa de bienvenida cuando llegamos al centro cada mañana.
En este viaje hemos llegado justo después de haberse realizado las operaciones anuales de los nenes, revisando y aportando a cada caso todo lo que está en nuestra mano.
Pero no todo el tiempo lo pasamos entre cuatro paredes y movernos por los alrededores no siempre es fácil,….. siendo motivo de expectación de hasta los más jóvenes Turkana que se entretienen observando a unos musungus (blancos) con el coche atrapado en la arena, eso sí,…. aquí la palabra estrés ni siquiera está contemplada en el vocabulario, el ritmo siempre es pole pole (tranquilo).
Nos despedimos temporalmente mostrando una pizca del ingenio del que disfrutan para seguir siendo lo que son, niñ@s….
TUTAONANA HIVI KARIBUNI
(Nos vemos pronto)